Desde digestiones que se cortan al bañarse, a siestas reparadoras, pasando por helados a tutiplén y bebidas frías que no hay que tomar. La doctora Ana Bellón (www.centromedicobellon.com) analiza los cinco mitos más repetidos durante el verano y nos descubre que detrás de ellos hay muy poca verdad. 

1. La digestión se corta 

Es el primero de los grandes mitos asociados al verano y la salud. La digestión es un proceso que no se detiene y que además se prolonga más de dos horas y puede durar entre uno y dos días. No afecta al proceso de todo lo ingerido durante una comida, sino que puede referirse por ejemplo, a un único alimento, bien por su propia naturaleza, bien por intolerancias de quien lo ingiere.

Lo que llamamos corte de digestión no es sino una bajada de tensión al agruparse la sangre en el estómago durante el proceso digestivo. Se denomina hidrocución y ocurre si introducimos un cambio brusco de temperatura en el cuerpo, ya sea de frío o calor.

En el caso del baño, cuando el agua es fría, el corte de digestión o síncope de hidrocución es la súbita pérdida de conocimiento como consecuencia del repentino impacto con el agua. Es el clásico síncope por zambullida, no demasiado frecuente aunque temible porque suele provocar el paro cardíaco y por tanto impone la realización del masaje cardíaco para la reanimación. 

Cuando nos referimos al aumento de temperatura, cualquier deporte que nos acalore después de comer puede producir el famoso e inexistente ‘corte de digestión’. No hace falta bañarse para ser víctima de un desmayo que puede acabar en graves consecuencias. Practicar el ciclismo o el running en plena digestión supone un grave peligro.

2. Cuando nos encontramos indigestos, un pescadito a la plancha para cenar o una tortilla francesa

No necesariamente. Según la doctora, experta en nutrición, en el caso del huevo, la coagulación de la yema lo hace más difícil de tolerar. Y en cuanto al pescado, el azul, que por un lado resulta bueno para la salud cardiovascular, por el otro, es muy dado a producir ciertas intolerancias digestivas.

 

tortilla francesa

La coagulación de la yema del huevo lo hace más difícil de tolerar.

 

3. Helados a todas las horas

Se dice que además de refrescarnos nos ayudan a hacer la digestión. Nada más lejos de la realidad. En copa, en cucurucho o en palo, su gran aporte calórico, en grasas y azúcares, nos conducen a la pesadez y la indigestión.

4. Las bebidas frías nos sientan mal

No es cierto. Las necesitamos para regular nuestra temperatura corporal y nos hidratan, una necesidad primordial en estos meses. Lo que sí puede producirnos diarrea es el consumo excesivo de alcohol o de zumo de naranja en ayunas. Si bebemos mucho alcohol podemos dar lugar a la relajación del esfínter, mientras que unas naranjas líquidas con el estómago vacío inducen al vaciado brusco de la vesícula biliar. Además, este vaciado irá acompañado de dolor abdominal, malestar general , pesadez y sensación de indigestión.

 

bebida fria

Necesitamos las bebidas frías para hidratarnos y regular nuestra temperatura corporal.

 

5. Las siestas no pueden faltar 

Que después de una buena comida y del baño nos apetezca dormir no quiere decir que sea lo mejor para la digestión. La posición horizontal, primero, y el calor, después, no favorecen la digestión. Y no son pocas las veces que nos levantamos sudando y muy pesados. Dormir después de comer engorda, además.