El término síndrome postvacacional hace referencia al proceso de estrés que algunas personas sufren a la hora de readaptarse de nuevo a la rutina y obligaciones laborales. “Durante las vacaciones, nuestra rutina diaria cambia por completo. Pasamos de un estilo de vida frenético, de no parar ni un segundo, de enlazar una actividad con otra, a descansar más y reparar en nosotros y en nuestras necesidades”, expone Irene Giménez, psicóloga y encargada del servicio de coaching y psicoterapia que ofrece el Institut Dra. Natalia Ribé.

Al entrar en contacto de nuevo con la realidad, muchos son los síntomas que nos indican que la incorporación no se ha realizado de manera correcta, entrando en una etapa transitoria conocida como síndrome postvacacional. Según Irene Giménez, este síndrome “es relativamente nuevo y mucho da a pensar en su intrínseca relación con el estilo de vida actual de la sociedad. Volver al trabajo y pasar de un estado tranquilo a querer embarcar de manera no progresiva todas nuestras obligaciones, hace surgir cierta sintomatología que, no obstante, acaba desapareciendo en el momento exacto en que tiene lugar la adaptación a la vida normal”.

Es importante no obstante tener en cuenta que el síndrome postvacacional, no está tipificado como enfermedad, por lo que en el caso de observar que dicha sintomatología y pensamientos negativos se alargaran más en el tiempo, sería conveniente visitar a un profesional de la salud, para descartar algún posible trastorno subyacente (depresión, ansiedad, etc.).

SÍNTOMAS FRECUENTES

– A nivel físico, se manifiestan en forma de fatiga, cansancio, sueño, falta de apetito y dificultad para la concentración.

– A nivel psicológico, se aprecia una conducta de falta de motivación e interés, irritación y nerviosismo, así como de tristeza, por lo que los síntomas se pueden llegar a confundir con síntomas depresivos. La diferencia radicará en los factores desencadenantes del mismo (la vuelta al trabajo y a la rutina tras el período vacacional), así como la durabilidad de éstos (no superior a 15 días aproximadamente, tiempo estimado de adaptación a nuestras actividades). 

CONSEJOS PARA MINIMIZAR LA SINTOMATOLOGÍA AL VOLVER A LA RUTINA

El Institut Dra. Natalia Ribé (www.institutdranataliaribe.com) nos da algunos consejos para que la vuelta a la rutina se realice de manera correcta y transitoria, y podamos de ese modo sentirnos bien con nosotros mismos, tanto por fuera como por dentro:  

– No querer solucionar todas las tareas laborales pendientes de golpe. Cuando regresamos de vacaciones, no es extraño encontrarnos con miles de correos y papeles pendientes a responder a lo que nos lleva a angustiarnos y entristecernos. Hay que ponerse pequeñas metas e intentar ir solucionando y gestionando el trabajo poco a poco. Debemos pensar que no somos los únicos que regresamos de vacaciones, de manera que el resto también necesitará de estas dos semanas de transición para ir adaptándose.  

– Intentar que la vuelta a la rutina no sea radical, es decir, al salir del trabajo intentar hacer alguna actividad parecida a la que hacíamos en vacaciones: ir a tomar algo con los amigos, ir un ratito a la playa, salir a cenar fuera, hacerse algún tratamiento de belleza, etc. Cualquier cosa que nos permita desconectar y nos ayude a regresar a nuestro día a día paulatinamente.  

– Practicar deporte. Esta actividad nos ayuda a liberar endorfinas con lo que nos hará sentirnos mejor y dejar de lado la sensación de tristeza de que las vacaciones han llegado a su fin. 

– Hay algunos trucos que también nos facilitaran la vuelta al trabajo como, por ejemplo: volver a trabajar entre semana en lugar de un lunes, así acortamos nuestra primera semana, o bien segmentar nuestras vacaciones en lugar de realizar el mes seguido.