La vuelta a la rutina tras el periodo estival puede provocar estrés, nerviosismo y problemas para conciliar el sueño. Recuperar la calma y relajarnos para acometer las tareas que nos depara el nuevo curso requiere un proceso de adaptación, de la misma forma que se necesitan unas pautas para volver a dormir con normalidad. 
 
Rosa Raventós, responsable del departamento de Innovación y Desarrollo de producto de Aquilea, explica que “los síntomas físicos más comunes del síndrome post vacacional son, entre otros, mareos, dolores abdominales y musculares, desmotivación, cansancio, fatiga, ansiedad, insomnio… La principal causa de estos síntomas es el desajuste y el cambio de ritmo horario. Tener que readaptarse a las obligaciones cotidianas después de un tiempo de descanso hace que se presenten complicaciones a nivel físico y emocional, y esto puede afectar también a nuestro sueño”. 

 
¿Cómo podemos regularizar el ritmo de sueño tras las vacaciones? 

“La flexibilización horaria en verano implica una pérdida en la regulación de los relojes internos. Para evitar los trastornos del sueño al volver a la rutina diaria, es recomendable regular los horarios para dormir”, explica Rosa Raventós. Para ello, prosigue en su explicación, “es importante aclimatarse a la vuelta a la rutina de forma pausada y ordenada, fijando una hora para dormir e intentar cumplirla. La primera recomendación sería volver a dormir la cantidad de horas necesarias para lograr un buen descanso, entre 8-10 horas en caso de los más pequeños y no menos de 8 horas los adultos”

 
Otros tips a tener en cuenta para regularizar el sueño son: 

• Establecer un horario para irnos a dormir y levantarnos. 

• Ir a dormir temprano. 

• Evitar las siestas.

• Realizar deporte durante el día.

• Realizar cenas ligeras. 

Principales repercusiones del insomnio en nuestra vida cotidiana   

La experta argumenta que si no conseguimos regularizar nuestros hábitos de sueño una vez volvamos a la rutina, corremos diferentes riesgos como: un bajo rendimiento laboral o escolar durante el día; sensibilidad e irritabilidad; problemas de concentración y de memoria; o dolores de cabeza y sensación de malestar físico. Rosa Raventós añade, además, que “a largo plazo el insomnio puede generar situaciones de estrés crónico, fuertes trastornos de ansiedad y depresión, por lo que es conveniente volver a recuperar los buenos hábitos de sueño cuanto antes”.  

Para los más pequeños, la vuelta al cole también supone un gran cambio en sus rutinas diarias. Después de tres meses de vacaciones, esta situación puede provocar estrés, ansiedad, insomnio, llanto o somatizaciones digestivas como vómitos o diarreas. En este sentido, la especialista de Aquilea explica que “es recomendable ir introduciendo poco a poco los horarios a los que los teníamos acostumbrados, con el fin de conseguir una disciplina a la hora de levantarse y acostarse. Es importante que los más pequeños consigan dormir una media de 8-10 horas”. Para ello, es conveniente volver a ajustarse a los horarios gradualmente en las primeras semanas que regresan a la escuela.  Una buena técnica es hacer que los niños se vayan a la cama 15 minutos más temprano cada dos noches, hasta lograr alcanzar el horario deseado. También es importante evitar cualquier tipo de aparato tecnológico como móviles o consolas. Además, “los adultos deben mostrarse serenos y comunicativos con los niños, evitando la negatividad y recordando los aspectos positivos de la vuelta al colegio: ver a sus compañeros de aula, estrenar material escolar y libros nuevos, etc.”, concluye.