Dicen las estadísticas que se ha disparado en las últimas semanas el consumo de televisión, plataformas digitales, redes sociales e internet en general. Si hace años cambió el modo de comunicar, ahora toca también cambiar el modo de consumir, de comprar. Es normal que haya personas que todavía se resistan a hacerlo, pero se ha de dar el paso. Es el momento de la digitalización, una oportunidad para crear nuevas vías de negocio, para el autoempleo, el teletrabajo y la conciliación familiar, en definitiva, para nuestro propio progreso, tanto a nivel individual como colectivo: “También es el momento de la adaptación del consumidor actual, siempre pendiente del móvil, y del acercamiento a las nuevas generaciones. Ellos marcarán el futuro, son la era de los 15 segundos, jóvenes que se identifican con mensajes cortos, que no les gusta que les digan qué comprar y que disfrutan del lugar de venta, interactúan, y demandan una comunicación directa y transparente”, comenta Paloma García, asesora en marketing digital y fundadora de la empresa LABdays.

Ramiro Granda es arquitecto y diseñador de Inditex, especializado en retail y diseño industrial, y su visión sobre la situación actual no puede ser más optimista: “Todo esto nos impulsará hacia el futuro, la tecnología es clave en la experiencia del cliente y el consumidor exige cada vez más servicios personalizados y novedosos que les genere satisfacción – que luego valoran en sus redes – y el comerciante debe hacerse cargo de cubrir sus necesidades adelantándose a sus expectativas”.

¿Qué pasará a partir de ahora?

Las empresas que han funcionado todas estas semanas con el teletrabajo, lo verán como una opción para quedarse, poco a poco se implantará por todas sus ventajas: “Y el comercio local, por ejemplo una pescadería de barrio que en estos días ofrecía los pedidos por whatsapp o redes sociales, tendrá a partir de ahora esos datos y podrá ir sumando más, ofreciendo un nuevo servicio y aumentando ventas, consolidando al fin su red de clientes digital. Hoy en día son muchos los negocios que funcionan así, con la venta en internet, con sus clases online, con probadores virtuales o con videollamadas personalizadas” – nos aclara Paloma.

Tras la pandemia, las normas sociales y la forma de interactuar cambiarán y eso se reflejará en el uso del espacio, de hecho ya ocurre: distancias de separación, señales normativas y divisiones entre usuarios. 

Los patrones de compra de los clientes indican que las tiendas seguirán teniendo un protagonismo decisivo y que la experiencia vivida en ellas será completamente diferente a lo que hemos experimentado hasta la fecha: “En este contexto, la omnicanalidad se ha convertido en un factor esencial para los comerciantes, transmitiendo la misma información en todos sus medios, online y offline. Las herramientas digitales aportan un valor añadido al comercio y sirve para diferenciarse en la experiencia de consumo: ya encontramos sensores que nos reconocen como usuarios, capaces de determinar si somos clientes frecuentes o no, y nuestra edad, para adaptar la comunicación de la tienda, o simplemente para saber qué productos son más reclamados”.